El herpes zóster es una infección originada por la reactivación del virus de la varicela. Se presenta en personas de cualquier edad, con más frecuencia entre los 50 y 70 años y que afecta uno o más nervios en la piel que los recubre.
Por lo general, la varicela es una enfermedad que aparece en la infancia, de la cual no quedan secuelas, excepto que, el virus permanece latente en los ganglios nerviosos de la médula o en las vías nerviosas de la cara.
Los factores que favorecen la reactivación de este virus, son aquellos que debilitan o suprimen el sistema inmunológico, por ejemplo, neoplasias, diabetes mellitus, medicamentos como los cortico-esteroides, una nutrición inadecuada, fuerte estrés, excesiva exposición solar, entre otras.
Sin embargo, normalmente no se puede establecer la causa exacta que reactiva el virus en cada persona, en el momento que se presenta la afección.
Generalmente, el herpes zóster produce un dolor profundo, sensación de quemazón, hormigueo, picazón, entumecimiento y extrema sensibilidad al tacto en el área corporal afectada antes de la aparición de la erupción cutánea.
Esta erupción puede aparecer en cualquier zona de la piel sobre el nervio en que el virus se localiza. Por lo general, afecta solo un lado del cuerpo.
La evidencia de los síntomas se presenta generalmente con pequeños abultamientos rojos, que con el paso de los días se van transformando en pequeñas vesículas (ampollas) llenas de líquido, que suelen ser dolorosas al tacto. Estas ampollas, transcurridos 5 días o más, se secan y se cubren de costras como señal de cicatrización.
Este virus, puede afectar el cerebro o la médula espinal, causando graves problemas como confusión y parálisis parcial. El herpes zóster facial en ocasiones, afecta uno de los ojos. El ojo puede mostrar inflamación, rojo, sensible a luz y muy doloroso.
La complicación más frecuente es la neuralgia post-herpética, que afecta principalmente a personas mayores de 60 años. El dolor puede percibirse como una descarga eléctrica o como episodios súbitos de punzadas de dolor, que se desencadenan con facilidad con leve presión o por un cambio de temperatura corporal.
Para prevenir esta enfermedad, aumente sus defensas, mantenga una alimentación sana y equilibrada, rica en fibras y vitaminas. Duerma suficiente, evite el alcohol y la nicotina. Dedique tiempo para relajarse. No olvide consultar a su médico.
En Med Spa Delicatè ofrecemos el Servicio de Medicina General y Medicina Mixta para tratar este tipo de problema, así como muchos otros. Cuidando su piel durante cualquier posible proceso inflamatorio y/o infeccioso evita que ésta quede marcada. Sin embargo, existen distintos tratamientos para minimizar las cicatrices y la hiperpigmentación postinflamatoria, como la luz pulsada intensa o IPL, el plasma rico en plaquetas o PRP, microdermabrasión, entre otras.