El aporte de oxígeno a la piel colabora en el mantenimiento se sus atributos y su apariencia saludable. El oxígeno defiende la piel del estrés producido por el medio ambiente, retrasando el envejecimiento. Mejora el función celular y combate el envejecimiento.
La piel, de la misma manera en que el cuerpo, necesita óxigeno para vivir, para estar fuerte y sana. Al aumentar la respiración celular se obtiene una piel más bella y por dentro, más sana y rejuvenecida.
Al aportar oxígeno a la piel, se favorece la respiración cutánea lo que purifica y descongestiona la piel, brinda un aspecto más saludable.
El aumento de la respiración celular refuerza las defensas, brinda vitalidad y resplandor a la piel; resultando un piel oxigenada, purificada, con buena luminosidad e hidratación. Minimiza signos de estrés en la piel en áreas delicadas como el contorno de ojos, disimulando la apariencia de ojeras, finas líneas de expresión. Estimula la regeneración de los tejidos en forma natural.
El oxígeno en la piel es: energizante, permite la adecuada producción de energía necesaria para que las células sintetizen ATP; vitalizante, favorece la regeneración celular; purificante, elimina impurezas de la superficie cutánea y evita proliferación bacteriana; aclarante, de manchas o hiperpigmentación; descongestiva, reduce congestión cutánea; anti estrés, atenúa signos de fatiga.