El agua es el primer componente de la sangre, las células y la mayor parte del espacio entre las células. La cantidad de agua de estos compartimentos debe de mantener cierto equilibrio para un adecuado funcionamiento del cuerpo. El agua del organismo contiene minerales llamados electrolitos como el sodio, potasio y calcio los cuales también deben de mantenerse en equilibrio.
El cuerpo pierde agua y electrolitos en el desarrollo de sus funciones normales, principalmente a través de la orina, sudor, heces y aire exhalado. El organismo adquiere el agua y los minerales de las bebidas y los alimentos que se consumen. Los principales medios reguladores de este equilibrio son la sed, el hambre y la función renal.
La deshidratación es la pérdida de agua en el organismo, que va más allá del equilibrio necesario para el adecuado funcionamiento. Esta condición puede originar problemas graves, tales como confusión, mareos, caídas e incluso la muerte.
La deshidratación puede manifestarse a cualquier edad, y es principalmente delicada en los extremos de la vida. Los bebés eliminan gran cantidad de orina por inmadurez renal, y no nos dicen cuando tienen sed mientras que en el caso de los ancianos con el paso de los años la función de los riñones se reduce, perciben menos rápida e intensamente la sed.
Otras causas de deshidratación incluyen el calor que produce aumento de la sudoración. La fiebre que además de producir sudoración acelera la respiración y por lo tanto aumenta la eliminación de agua en el aire exhalado, diarrea, vómito, diabetes mellitus mal controlada, trastornos renales, uso de diuréticos, entre otras.
Los síntomas de la deshidratación se puede manifestar como piel y mucosas oral, nasal y ocular resecas, confusión y decaimiento. Si no se corrigen estos síntomas y el cuadro se agrava se produce menor cantidad de orina y más concentrada (amarillo oscuro) y se puede hasta sufrir un descenso importante de la presión arterial, incluso problemas cardiacos.
El tratamiento se basa en la reposición de líquidos y electrolitos que se han perdido. La velocidad de la restitución depende de la gravedad de la deshidratación. Si la deshidratación es leve o moderada se administran líquidos vía oral en caso de que sea una deshidratación grave se administraran vía intravenosa, de igual manera en aquellos pacientes que no toleren la vía oral.
La deshidratación no debe ser menospreciada ya que puede causar problemas graves, incluso la muerte, en poco tiempo. Por lo tanto, manténgase hidratado y preste especial atención a niños pequeños y adultos mayores ya que por sus características propias son más propensos a tener problemas con la deshidratación.