El cáncer de mama es la segunda neoplasia que con más frecuencia afecta a las mujeres, después del cáncer de piel no melanoma. La mayoría de los casos se diagnostican entre los 35 y los 80 años, con un máximo entre los 45 y los 65. Se estima que el riesgo de padecer cáncer de mama es de, aproximadamente, 1 de cada 8 mujeres. Los hombres también pueden desarrollar cáncer de mama, y el riesgo aumenta con la edad.
Las mujeres que han desarrollado un cáncer de mama tiene riesgo elevado de presentar lesión en la otra mama. Otro de los factores de riesgo son el hecho de que un familiar directo padezca de cáncer mama, primera menstruación a edad temprana, menopausia tardía, las mujeres que no han tenido hijos o las que han tenido su primer hijo después de los 40 años.
El síntoma más precoz del cáncer de mama es la aparición de un nódulo o “pelotita” en la mama o en la axila. Inicialmente esta “pelotita” se puede mover bajo la piel cuando se palpa con los dedos y no causa dolor. En estadios mas avanzados, el tumor puede adherirse a la pared torácica o a la piel que lo recubre y deja de ser móvil. Por lo que cambios en el tamaño, forma, contorno de la mama, cambios en el aspecto de la piel de la mama, retracción del pezón son sugestivos de cáncer mama. El dolor es un signo infrecuente y poco fiable.
Es aconsejable realizar el autoexamen de mamas todos los meses, así como su médico debe de revisarla mínimo una vez al año. La mamografía es la exploración más eficaz para detectar precozmente los tumores malignos de mama. Consiste en la realización de una radiografía de las mamas con un aparato de rayos X llamado mamógrafo. Es una prueba sencilla y no dolorosa, aunque en ocasiones puede resultar molesta, por la presión que se ejerce sobre la mama. Se recomienda realizar después de los 40 años y antes de esta edad si apareciera un nódulo en mama se realiza ecografía. También se realizan biopsias de los nódulos para determinar si se trata de una lesión benigna o si por el contrario se trata de un cáncer; en este caso servirá como orientación para el enfoque terapéutico.
Las opciones de tratamiento dependen del tipo y del estadío del cáncer de mama, así como también el estado de salud en general. Se puede administrar radioterapia, quimioterapia, o ambas; antes o después de la intervención quirúrgica. El tratamiento puede incluir medicamentos bloqueantes hormonales o preparados biológicos como coadyudantes.
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